lunes, 3 de mayo de 2010

LA TRISTEZA DEL MENDIGO

Que triste fue comprender, y dar y no proceder, por tanta gente humilde vegetando en el silencio.
Cuantos niños desnutridos, bandidos y desvalidos van por las calles hambrientos. Unos lloran sin sesar, por no tener un hogar ni unos padres en el mundo para que les den afecto... unos seres de confianza, abrigo, fé, esperanza para calmar sus tormentos.
Pero les digo: Lucha mendigo, estoy contigo hasta el último momento... porque yo sentí también la tortura de un desdén hambriado, enfermo y sediento... casi dormia en el sereno como si fuese algún perro arropado con el viento. Tengas valor, fuerza y honor para que triunfes contento; hoy tu camino es oscuro, pero le espera el futuro con premios de fundamentos... y como tu eres capáz de hallar la dicha y la paz más grande del universo.

Niño acentoso y hufano, tu también eres humano... tienes derecho a la vida en las vertientes del tiempo, sigue su rumbo adelante que pronto vendrá un calmante a su justo sufrimiento.
Comprendo tu soledad, pero es que la sociedad desesperada y corrupta te humilla en cada momento; cuando te ven pensativo, te dicen: "malvado mendigo, arrastrado y harapiento."
Lucha mendigo... si quieres prosperidad, encuentra tu orientación de la mano del silencio.
Yo se que vives sufriendo, en un mundo diferente, lleno de remordimientos. El silencio es más penoso, y tú tienes la vida para entender sus misterios.

MARIA.

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