miércoles, 19 de mayo de 2010

UN MUNDO DESCONOCIDO, DESOLACION.

Les hablaré de un mundo diferente, desconocido para muchos. Un mundo en donde reina la desolación. Cada vez que llego allí es penetrar en lo desconocido pero que he aprendido a conocer muy de cerca, en donde me conocen y saben quien soy. Les diré que voy a centrarme en un ser que es todo y nada pero sabrán lo que fué y que ahora no es. Un ser que solo cuenta con mi punto de apoyo pero que vive en otra realidad.
Se encuentra envuelto en su propia pesadilla. ¡Sí! ese chico del que les hablo es mi hermano.
Me reservo su nombre, no creo que a alguien le interese saberlo. Cuando voy a visitarlo, creo que cientos de imágenes van y vienen con él, lo envuelven en esa anonadante depresión que siente. Ya no es el chico que ríe, espera un momento para escaparse de ese mundo, de ese estado que lo sumerge en los abismos de la desesperación.
Sabe que soy su hermana, la que va a visitarlo... se alegra de verme. Le doy un abrazo, lo arreglo un poco, lo abrigo; pues se que tiene frío y se lo aguanta. La única lucidez lo opaca... a veces tiene fiebre, me cuenta que no ha podido dormir, el terrible dolor de garganta lo atormenta cruelmente. Cuantos dolores no habrá sentido sin poder decirle a nadie, sin tener una mano amiga que le brinde alivio. No se aferra a nada ni a nadie, prefiere estar sólo.
Los observo a todos, las innumerables conversaciones las escucho... no entiendo nada pero los comprendo. Sus voces son el bagazo de algo extenuante que ha quedado en cada uno de aquellos seres ya cansados de su propia locura.
Los contornos de aquella clínica, les ofrece el consuelo de poder caminar libremente, de apartarse de todo y evitar ser molestados por otros.
Recuerdo vagamente al niño, el que quedó al otro lado de este mundo, en un lejano llano o una ciudad cualquiera. El niño que alguna vez fué alegre pero depronto se fué alejando y dejó entrar en sí mismo la soledad.
El me mira, sé que algo quiere. Quiere salir de aquel sitio, caminar cogido de mi brazo como si buscara protección; una palabra de él para mí significa todo. Me alegro de que me hable, me pide cosas que tengo que comprarle. No quiero que me lo vean como una cosa rara, que va y viene sin lograr interesarse por nada. Sabe que vamos al pueblo cercano, se pone triste pues quiere venirse conmigo a mi casa. Pero luego se alegra, comerá lo que quiera, beberá lo que desee, luego pedirá sus galletas, arequipe y dulces favoritos.
De vez en cuando me hace señas con su mano, quiere algo más. Se acostumbró a verme sólo a mí, por eso quiere irse conmigo.
Comprenderán, son muchos años allí, quince años cuidado por manos extrañas y a las cuales les agradezco, en medio de tantos y tantos desconocidos.
Mientras está conmigo, conserva su cordura, parece que no sufriera de nada; ojalá jamás le diera esas reacciones tan bruscas. Lo veo marchitarse por tanta droga, sus cabellos blancos me parten el corazón; la hojarasca y algo de vida vale más; pero eso de valer o no valer no le interesa de ninguna manera.
Siente fuertes deseos de llorar, de sentir esa sensación; lo hace, puede hacerlo... es otra cosa que no se le ha olvidado hacer. Mi hermano, quizás pueda adaptarse a alguna forma de vivir tranquilo, a aquel sitio, a ese mundo de desolación.
La alegría que siente en cada visita lo llena de paz, no se siente olvidado. Tal vez ahí está la cosa, en medio de esas vidas alocadas, siente la necesidad de una buena compañía, que el aislamiento no sea su refugio.
No pregunta por nadie, pues sabe que la única que está cerca de él soy yo. Lo miro a los ojos y con su mirada me dice todo; sé que sabe todo lo que pasa a su alrededor pero calla... su respuesta es el silencio. Sufre... lógico que sí. Cómo me gustaría se le postergaran los días de su juventud, pero no, ya no, igual no piensa en nada. Lo admiro cuando reconoce a las personas que hace años había dejado de ver.
No comprende los PORQUÉS; por qué de esto, por qué de aquello, por qué lo otro... tiene un mundo de cosas encima, un mundo diferente.
Ya no le interesa ser conciente de mentiras o verdades agradables, las cosas han comenzado a morir para él. Su única verdad el anochecer y el nuevo amanecer doloroso y sombrío.
¿Saben? lo he visto llorar en silencio, como queriendo calmar el dolor que muy dentro lleva desde siempre. Le ha faltado tanto cariño, amor maternal, tanto calor humano. Ha tenido que soportar quedamente el frío, la desesperación, que se ha quedado dormido divagando el calor de la amistad y el verdadero amor de madre. Para ello no hay disculpa por más lejos que nos encontremos, creo que es así.
Me pregunto... en donde quedó el camino que hubiera podido evitar todo esto... se saltaron las consecuencias de lo que veían y dejaron las cosas así, se descuidaron en la enfermedad y a la enfermedad hay que cogerle ventaja, ír delante de ella sin dejarnos alcanzar... cuando se sabe a donde se quiere llegar, a donde se va, no se pregunta; se actúa de verdad, se llega con paso firme, pero nuestros padres fueron descuidados en ese sentido.
Mi hermanito es como una pieza del juego, aquel que comenzó hace mucho y nunca terminará. Eso me exaspera; por que nadie quiere ser ficha que corran a donde quieran sin protegerla.
Mi hermanito es como un ave por el espacio abstracto, inocente a todo lo que pasa fuera de allí, tan inocente. Cuando se le pregunta algo, se queda pensativo; depronto contesta a su manera... pero todo es válido. Aquel mundo desconocido está suspendido en la mismidad humana de la impiedad, el desamor; todos los males que azotan fuertemente como los vientos ennegrecidos.
A unos los azota la ira, a otros el abandono junto al desconsuelo, esa es su naturaleza en términos generales. ¿Quién puede afirmar qué es la locura? ¡ acaso no estamos más locos los que afirmamos tener cordura, hablamos de cinco ó más sentidos y maltratamos al amigo o al hermano y terminamos asesinando sin piedad! es duro decirlo. Les digo una cosa: estamos alineados hombres y mujeres en un sólo drama... los pueblos armándose hasta los dientes para posibles guerras que le cuesta a los pobres; dejan hasta la última gota de su sangre de una forma inhumana... y decimos por ahí que esta humanidad no está loca... que no estamos locos.
Qué blasfemia es el mundo; todo lo que nos rodea con nuestros miedos e inseguridades... todo gracias a las chorreras de metemiedos que se nos ha inculcado y nos han llevado a la tortura, al dolor, al temor... por que nos ha tocado así y así es.
Este es el mundo en el que vive mi hermanito... dentro de la espantosa realidad, es su mundo.
Va cayendo la tarde, la poca esperanza de huír de ahí es imposible. Me despido; se queda triste pero las cosas tienen que seguir su rumbo... espera pronto otra visita y así seguirá siendo, y vendrá otro anocher y un nuevo amanecer. Por siempre será así... y él esperará a su hermana siempre.

MARIA.

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